Siempre que navego por algunas páginas de tiendas, me suelo detener en las que ponen fotos reales de sus relojes, y no obtenidas del catálogo de Casio. Es cierto que las fotos de catálogo son muy bonitas, los digitales invertidos se ven fantásticamente, apenas hay sombras de máscaras, y las manecillas de los analógicos aparecen "pegadas al fondo" y sin antiestéticos brillos. Pero en el fondo, y aunque esas fotos sean lógicas (ocurre como los catálogos de los coches, por cierto) para la marca, porque es su presentación de producto y tienen que hacerlo lo mejor posible, en el fondo, decía, uno lo que va a comprar es el reloj, y no su foto.
Dos de las mayores decepciones que me llevé en mi vida -en materia relojera, obviamente- fue precisamente con modelos de Casio. Uno de ellos fue el Casio W-753, un modelo que en catálogo era una maravilla de reloj, muy completo (tiene casi "de todo"), y con un enorme gráfico lunar y gráfico de mareas. Tardé poco en descubrir que tales gráficos eran bastante mejorables, y que la máscara producía sombras y estaba tan separada de ellos, que en muchas ocasiones no te dejaba ver la información.